CLICK EN LA IMAGEN PARA VER LOS RESULTADOS
24 DE SEPTIEMBRE 2011

lunes, 8 de marzo de 2010

FELIZ DIA DE LA MUJER

VAYA EN ESTA NOTA UN HUMILDE HOMENAJE AL DIA DE LA MUJER
ER
DE http://www.cuadrerastucuman.blogspot.com/

Jocketas: la pasión según ellas
En La Plata hay cuatro mujeres que corren caballos. Esta es su historia
Faltan quince minutos para la octava del jueves pero a Marisol Ferreira lo único que le importa es que su hija se duerma. Se llama Micaela, tiene 4 meses y ya respira lo que es vivir dentro de un vestuario. "Se duerme un ratito y se despierta -dice su madre-. Mirale los ojos... ¿no es divina?". La ternura de Marisol se desvanece cuando tiene que salir a la pista. Hay que verla montar el animal, tomar la fusta y arrancar ese galope enardecido hasta llegar al disco. Hay que verla porque es un espectáculo que asombra. Como asombra también la serenidad que muestra cada vez que regresa al vestuario y acuna a su hija para que duerma un poco. "Se hace bravo -dirá después de la carrera, todavía agitada pero feliz de estar otra vez junto a Micaela-. Tengo otro más, Nicolás, de 8. Se hace bravo porque por más que corra y entrene todos los días, yo nunca dejo de ser madre. Hay que estar atenta a que el chico haga los deberes, a que ella descanse, a la comida; en fin, a todo. Y qué se le va a hacer: se hace bravo pero es lo que más amo. Mi familia y las carreras. Por suerte ellos me acompañan. Sino sería todavía mucho más bravo".Marisol habla y sus compañeras la escuchan. Ellas son Andrea Marinhas, Carolina Zapata Robledo y Gabriela Goicoechea. Están las cuatro en el vestuario de jocketas del Hipódromo de La Plata y esperan cada una su turno para salir a correr. Son las cuatro mujeres que corren caballos en La Plata. Flaquitas y algo retaconas, casi débiles parecieran. Pero basta verlas en acción para caer en la cuenta de que las apariencias engañan. Al menos en ellas. "Es un sacrificio enorme el que hacen las chicas -cuenta Nélida Cañete, la 'vasca', primera mujer de La Plata en recibirse de jocketa en la Escuela de Aprendices y actual palafrenera en el hipódromo local-. Yo te lo digo porque me tocó vivirlo. Pasa que a mí me duró poco: empecé a correr en el año 78 y largué en el 79, cuando me casé. Corrí cincuenta carreras nomás, pero tengo claro lo que es el esfuerzo".Es cierto lo que dice Nélida: la oferta hípica es vasta y un jockey promedia más de 350 carreras al año. Se corre casi todas las tardes y se entrena todas las mañanas, de 6,30 a 11,30 y con más de veinte caballos distintos. "Este es el único deporte en el que las mujeres estamos en las mismas condiciones que los hombres -dice la ex jocketa-. Tal vez sea por eso que me encanta estar con ellas y acompañarlas en todo lo que necesiten. Una sabe lo que es correr de igual a igual contra un hombre. Una lo sabe, y tiene muy en claro el sacrificio que eso significa".

MI PEQUEÑO PONYU no repasa su trayectoria y se impresiona: Andrea Soledad Marinhas tiene 27 años, durante el año que pasó corrió un total de 357 competencias y obtuvo 42 triunfos. A los 14 años ganó su primera carrera, y desde entonces ya suma en su currículum más de 300 victorias. Ganó carreras comunes y carreras de Grado. En pista de grama y en pista de arena. En la corta y en la larga. Y un día hasta llegó a ganar cinco carreras en una misma reunión.No es un juego de palabras, pero sus carreras la llevaron a forjar entre largada y llegadas una carrera brillante. Sin embargo, la carita angelical y esa sonrisa pícara traída desde desde su Bell Ville natal, allá en Córdoba, parecen no coincidir con los pergaminos que posicionan a Andrea como una de las jocketas más importantes del país."Empecé en esto desde muy chica -cuenta-. A los 5 o 6 años. Fue cuando nos fuimos a vivir con mi familia a Mina Clavero y mi papá me compró un pony para que lo anduviera con mi hermana. Al principio me encantó, pero enseguida me di cuenta de que era un animal de paseo y pedí otro que anduviera un poco más rápido. Y así fue: me compraron a Moro, que era un tordillo, y empecé a tomarle el gustito a las carreras, tanto que a los 14 ya estaba corriendo en Palermo".Mientras habla, Andrea nunca pierde esa sonrisa de nena alegre y descarada. Se divierte arriba del caballo y lo hace notar. Es su pasión: "Desde siempre mi sueño fue conducir purasangres. Hago lo que me gusta. Estoy también en tercer año de Derecho pero el estudio se complica un poco. Pensá que tengo que entrenar todas las mañanas y correr casi todos los días. Termino agotada. Pero bueno, es lo que elegí y no me quejo".Radicada en nuestra ciudad desde hace casi diez años, Andrea cuenta que uno de sus días más felices fue cuando logró las 120 victorias y comenzó a ser jocketa profesional. "Para algunos hombres puede ser raro que una mujer sea jocketa -dice-, pero los prejuicios están en todos lados, no sólo en el mundo del turf. Hay muchos machistas que creen que nosotras no podemos correr. Y bueno, a la ignorancia hay que responderle con hechos. Y los mejores hechos son las victorias que poco a poco una va sumando. Contra eso no hay machismo que valga".

CORAZON VALIENTE La incansable admiración a los caballos y a la velocidad hicieron de Gabriela Goicoechea una de las jocketas más respetadas por estos días. Nació en Dolores el 27 de noviembre de 1980 y todavía guarda en la mirada cierto aire campechano que la hacen una persona serena y amable al hablar. Con 28 años y apenas un año y cuatro meses corriendo en los hipódromos del país, lleva corridas más de 400 competencias y totaliza una admirable marca de 22 triunfos. Su historia comenzó en los campos de General Lavalle, donde la familia tenía caballos, y desde entonces el amor por los equinos y el trote ligero es una llama que parece inextinguible."Es sacrificado -resume con una paz inalterable-. Yo te digo la verdad: nunca sentí prejuicios ni me hicieron pasar un mal momento por ser mujer. Es cierto que este es un deporte dominado por los hombres, pero también es cierto que es el único deporte donde nosotras competimos de igual a igual con ellos. No hay otro que sea tan democrático como el turf".Gabriela llegó a La Plata para estudiar Veterinaria, pero la nostalgia de aquella vida en General Lavalle pudo más y la empujó a dejar la carrera para volcarse de lleno a cursar en la Escuela de Jockeys. Bajó de 55 a 49 kilos, y desde un primer momento arrancó con la ayuda del cuidador Rubén Torres para concretar su sueño. Un sueño que se hizo realidad el 20 de noviembre de 2007, cuando, además de empezar a correr, se recibió de Técnica en Hemoterapia."Estudié esa carrera mientras me preparaba para ser jocketa", cuenta. Y agrega: "Por ahí el día de mañana me especialice en algo más y pueda trabajar de eso, pero por ahora lo único que me interesa es seguir progresando en el mundo de las carreras. Quiero seguir ganando. No hace mucho que corro pero ya le tomé el gustito a eso de llegar primera. ¿Un referente? Sin dudas Jorge Valdivieso".

LA TIGRESA DEL ORIENTE Carolina Zapata Robledo tiene 27 años y un acento inconfundible. "Soy de Medellín -se presenta con sonrisa amplia y pegadiza-. ¿Y sabés por qué corro? Porque me encanta...allá en Colombia dejé a toda mi familia. Y se extraña. Mucho se extraña. Pero me la aguanto porque se que es la única manera de hacer lo que amo: correr".La historia de Carolina es curiosa: empezó a montar caballos de competición a los 23 años, luego de una infancia montando los ecuestres de saltos. Y llegó a nuestra ciudad hace casi un año y medio, de la mano de su compatriota Don "Pacho" Maturana. Eran tiempos en que el colombiano acababa de agarrar la dirección técnica de Gimnasia y, además de su bagaje futbolístico, intentaba traerse para La Plata una de sus grandes pasiones: el turf."Allá en Colombia le corría los caballos a Maturana -cuenta ella-. Y cuando él agarró Gimnasia me propuso venir a correr a la Argentina. Para mi era un sueño, porque se de la calidad que tienen las competencias aquí. Pasa que él duró poco en Gimnasia y yo seguí corriendo. Me quedé y ahora soy una jocketa más de la ciudad".La vida de Carolina en Medellín comenzaba muy temprano, cuando se levantaba a las 4,30 de la mañana y viajaba hasta Guarne para empezar a galopar a las 6,30. Eran dos horas para bañarse, comer algo y luego salir a las apuradas a buscar el transporte que la llevara hasta el hipódromo ubicado en ese municipio del Oriente colombiano. "Sacrificio -coincide ella-, esa es la clave para resistir este deporte. Sacrificio y mucho amor. Es verdad que por ser mujer puede costar más. Pero eso no pasa sólo en el turf. Toda la sociedad es machista. Y acá, te confieso, todavía un poco más que en Colombia..."

UNA MADRE EN LAS PISTAS Hay que verla cuando llega de la pista y se sienta en el vestuario. Fatigada, con lágrimas de sudor en la frente y la piel colorada de tanta adrenalina y esfuerzo por llegar al disco. Se saca el casco, deja la fusta sobre la mesita y busca con los ojos lo único que esa hora y en ese lugar parece importarle: su hija. "¿Se durmió?", es lo primero que pregunta. Nélida Cañete deja de acunar a la pequeña Micaela y se la pasa. "Tomá -le dice-, ahora te toca a vos". Y para Marisol Ferreira no debe haber alegría más grande que tomar a su beba y abrazarla después de cada carrera."Los quiero a mis dos hijos por igual -aclara ella, siempre sonriente-. No sea cosa que después Nicolás se me ponga celoso...". Gabriela tiene 30 años y corre desde los 18. Pese a su inagotable labor de madre, nunca, ni un sólo día, deja de levantarse antes que salga el sol para montar 24 caballos diferentes cada mañana. "Mi marido es entrenador de caballos y me ayuda. Si no fuera por él se me haría todo más difícil", cuenta Marisol.Su rutina comienza poco después de las seis de la mañana probando los caballos que llevará a las pistas, y continúa por las tardes con las competencias. Al igual que sucede con el resto de los jinetes, para ella entrar a la Escuela de Aprendices hace ya más de una década fue la barrera entre la diversión y la profesión. Contaba con los requisitos básicos para ingresar -peso menor a 60 kilos- y buenas condiciones físicas: sin musculatura marcada y con resistencia arriba del caballo. Después llegaron los hijos pero no fueron obstáculo para detener una carrera que Marisol ya soñaba de chica. Al contrario: sirvieron para darle todavía más ánimo en ese galope furioso pero controlado que practica a diario en la pista del hipódromo local."Me gusta tener a la nena conmigo cuando corro -dice-. Me da fuerza y puedo hacer lo que más quiero: correr y ser madre". Marisol Ferreira habla lento y parece medir cada una de sus palabras. La escuchan sus tres compañeras de gateras. Ya falta poco para la novena carrera del jueves y ahora viene el turno de Carolina y Andrea. Más tarde correrá Gabriela. Son las cuatro jocketas de La Plata. Buscan hacerse un nombre en un deporte ganado por los hombres. Quieren destacarse. Quieren correr. Llegar. Ser primeras. Y hace tiempo que largaron. 120Son las carreras que una jocketa necesita ganar para que pueda ser considerada como una profesional. Luego de diez victorias, sin embargo, ya puede competir sin la autorización de la Escuela de Equitación
10 DE ABRIL 2011
27 MARZO 2011